Los berserkers no son una raza en sí misma, sino que en realidad son seres humanos, personas cuya capacidad de sentir el miedo y el dolor ha sido anulada. Han perdido su voluntad propia, y sólo son capaces de obedecer como marionetas, sin importar las órdenes que reciban, luchando sin vacilar hasta la muerte si es necesario, ya que no les importan sus propias vidas.

Se desconoce cómo se convierte una persona en un berserker, si es mediante la posesión de algún tipo de espíritu, o por algún hechizo. Si bien las guías no mencionan ninguna característica física y los clasifican simplemente como "humanos", en el anime aparecen como seres humanoides de gran tamaño, de piel verde y garras, y ese es el motivo de que se incluyan en esta sección.

Gigantes de un solo ojo, con una fuerza monstruosa comparable a la de los dragones, y una gran resistencia. Además, se dice que algunos cíclopes son capaces de usar la magia. Habitan zonas montañosas remotas e islas aisladas en el mar, por lo que los humanos no suelen tener contacto con ellos.

Un gigantesco monstruo humanoide, mucho más grande que un ser humano, y de fuerza y resistencia acorde a su tamaño. Sin embargo, no brillan por su inteligencia ni por su astucia, por lo que un guerrero de cierta habilidad no tiene problemas para derrotarlo, pese a la diferencia en el físico. Se dice que prefieren la carne humana cruda.

Similar al ogro común, pero con mayor tamaño, fuerza y resistencia. Desafortunadamente para él, su inteligencia es lo único que no ha mejorado. Estos ogros poseen cuernos que son utilizados como ingredientes en algunas pociones.

Una criatura monstruosa del doble del tamaño de un ser humano adulto, con fuerza y resistencia proporcionales, y una agilidad sorprendente para su enorme cuerpo. Además de unas afiladas garras, posee unos fuertes brazos con los que puede romper el cuello de un enemigo de un solo golpe, o destrozar sus órganos internos. Quizás la cualidad más sorprendente de esta especie es su capacidad de regeneración, capaz de sanar completamente sus heridas nada más producirse, en apenas unos instantes, por lo que son difíciles de derrotar a no ser que se les corte la cabeza o se contrarreste su capacidad de curación.